domingo, 28 de octubre de 2012

jueves, 11 de octubre de 2012

La criminalización de la pobreza

Siguiendo con la temática del post anterior (las metáforas que legitiman la crisis), les dejo un artículo sin desperdicios publicado por el "País", sobre los peligros de aceptar dócilmente estos argumentos justificadores de la crisis y los prejuicios que acarrea.

 "Culpables de ser pobres"

Altamente recomendado!

viernes, 5 de octubre de 2012

“Creencias son siempre las de los otros”

Emmanuel Lizcano dice que el peligro de las metáforas es creer que ellas son la cosa misma. En una entrevista realizada en el año 2009, en “Público”, Lizcano explicaba el valor legitimante de las metáforas de la crisis, que asumimos con naturalidad y sostenemos con fe ciega.
Según Lizcano, existen tres grupos de metáforas sobre la crisis en el discurso mediático-político:
  • Metáforas de naturalización: Que presentan los fenómenos económicos como fuerzas de la naturaleza (“sequía crediticia”, “huracán financiero”, “tsunami provocado por el desplome de los fondos monetarios”). Su primer efecto retórico es anular la responsabilidad por la crisis y en consecuencia declararnos responsables a todos en general, inyectactando miedo y humillación ante lo que se reconoce como inevitable y universal.
  • Metáforas médicas:  Se presentan los movimiento de dinero como organismos vivos (“los activos tóxicos”, “extrangulamiento del crédito”, “efecto contagio”, “patología de la crisis”..). Así, la idea de que la economía es el enfermo, bloquéa la perspectiva de que sea la enfermedad, ella es la que sufre y no la que hace sufrir.
  • Metáforas de personificación: Se completa con ellas, el resto de atributos humanos de los hechos económicos (“las bolsas responden con alegría”, “el Ibex vive pendiente de Europa”, “las empresas tienen sed de liquidez”). Dice Lizcano que la economía se convierte así en un fetiche: “nuestro propio poder enajenado que se independiza y se nos impone desde fuera como una voluntad inapelable e implacable“.
Finalmente, construidos los dogmas, se adoctrina a la audiencia y se naturaliza la fe. Acabamos aceptando una economía poderosa pero enferma, un individuo con voluntad propia y que exige sacrificios.  Así,  como buenos creyentes, seguiremos diciendo “que las creencias son siempre las de los otros”.

lunes, 1 de octubre de 2012

El ingenioso aliado de sus sepultureros

 
Se lo decía el "Oso" a "Paul", en un bar, cuando este último defendía obsesivamente la importancia de la imagen y la modernización en el medio, sin sospechar que eran justamente estos, los motivos por los que sería despedido...
El disparo cierto de Kundera, como suele ser, da justo en el centro de inquietudes y fantasmas que a veces no reconocemos. "El ingenioso aliado de tus sepultureros", cuantas veces podríamos haber sido nosotros mismos... defendiendo tercamente ideas y razones que con el tiempo acaban por darnos la espalda.
Individualmente y como colectivo.. porque los conocimientos van cambiando, las formas de vida van cambiando, las ideologías, las costumbres, hasta la misma historia se vuelve a escribir según quien ostente el dominio del papel.. siempre que nos aliamos con el futuro o con el pasado, nos aliamos con el enemigo.. que acaba por enterrarnos, por enseñarnos que vivíamos en el error, en el espejismo, en la obsolencia..
Visto de forma lineal, podríamos decir que nada se mantiene, nada se sostiene, nada soporta el paso del tiempo, un tiempo que muchas veces vuelve para marcarnos los errores..  Pero visto de forma global, también podríamos decir que es ese, básicamente, un concepto de evolución.. una evolución que nunca es lineal, sino más bien espiralada, volviendo a repasar los viejos errores desde nuevas posiciones ascendentes.. Desde esta perspectiva, nuestra posición en la história, única e irrepetible, es también indispensable para el crecimiento.
Ser el aliado de tus sepultureros es, a veces, abrazar una idea que terminará por atacarte brutalmente y puede ser incluso nuestra propia idea sobre la vida, sobre nuestro destino. Estar del lado de tus enemigos es entonces, no reconocer que uno cambia y que sus proyectos y su vida beben de esa misma dinámica y se transforman constantemente; en definitiva, en este sentido, ser tu propio enemigo es negar que la plena satisfacción radica en el reconocimiento del presente. Un presente que tiene perspectiva pasadas y futuras, pero que esencialmente es presente, y por ello, es el único lugar desde el cual podemos definir nuestra propia libertad.