viernes, 5 de octubre de 2012

“Creencias son siempre las de los otros”

Emmanuel Lizcano dice que el peligro de las metáforas es creer que ellas son la cosa misma. En una entrevista realizada en el año 2009, en “Público”, Lizcano explicaba el valor legitimante de las metáforas de la crisis, que asumimos con naturalidad y sostenemos con fe ciega.
Según Lizcano, existen tres grupos de metáforas sobre la crisis en el discurso mediático-político:
  • Metáforas de naturalización: Que presentan los fenómenos económicos como fuerzas de la naturaleza (“sequía crediticia”, “huracán financiero”, “tsunami provocado por el desplome de los fondos monetarios”). Su primer efecto retórico es anular la responsabilidad por la crisis y en consecuencia declararnos responsables a todos en general, inyectactando miedo y humillación ante lo que se reconoce como inevitable y universal.
  • Metáforas médicas:  Se presentan los movimiento de dinero como organismos vivos (“los activos tóxicos”, “extrangulamiento del crédito”, “efecto contagio”, “patología de la crisis”..). Así, la idea de que la economía es el enfermo, bloquéa la perspectiva de que sea la enfermedad, ella es la que sufre y no la que hace sufrir.
  • Metáforas de personificación: Se completa con ellas, el resto de atributos humanos de los hechos económicos (“las bolsas responden con alegría”, “el Ibex vive pendiente de Europa”, “las empresas tienen sed de liquidez”). Dice Lizcano que la economía se convierte así en un fetiche: “nuestro propio poder enajenado que se independiza y se nos impone desde fuera como una voluntad inapelable e implacable“.
Finalmente, construidos los dogmas, se adoctrina a la audiencia y se naturaliza la fe. Acabamos aceptando una economía poderosa pero enferma, un individuo con voluntad propia y que exige sacrificios.  Así,  como buenos creyentes, seguiremos diciendo “que las creencias son siempre las de los otros”.

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